Las contracturas musculares

Raúl Sánchez García - Osteópata D.O.

Las contracturas musculares

Una contractura muscular es, tal y como su nombre indica, una contracción continuada e involuntaria del músculo o algunas de sus fibras que aparece al realizar un esfuerzo. Se manifiesta como un abultamiento de la zona, que implica dolor y alteración del normal funcionamiento del músculo.

Suele aparecer cuando dicho músculo realiza una actividad inapropiada en intensidad o en función. Así, cuando en el gimnasio cogemos más peso del debido pueden aparecer contracturas. O cuando sin coger tanto peso, realizamos un esfuerzo mantenido en el tiempo, como es el caso de una mala colocación en la bici de spinning o una mala postura en actividades cotidianas como la que adoptamos en el trabajo, estudiando, delante del ordenador, etc…

Las contracturas pueden aparecer en el momento en el que estamos realizando la actividad o después. Las primeras se producen porque hay una acumulación de los metabolitos, que provocan dolor e inflamación, al no haber una suficiente irrigación sanguínea que depure la zona. Las segundas se deben a la fatiga excesiva de las fibras, que al acabar la actividad ven disminuida su capacidad de relajación.

Lo primero que hay que hacer para tratar una contractura es prevenirla, y para ello que mejor que realizar un buen calentamiento para preparar al músculo antes del esfuerzo en caso de problemas derivados de la práctica deportiva. Una programación progresiva en intensidad de las cargas también ayudará, de menos a más según el principio de intensidad. Un buen trabajo de flexibilidad también las evita al mejorar la distensión del músculo y facilitar la recuperación del músculo tras el entrenamiento.

Una vez que tenemos una contractura no queda más remedio que tratarla. No es conveniente tratar una contractura por sí mismo con masajes inapropiados o fármacos aconsejados, lo mejor es ir al médico, fisioterapeuta, osteópata o quiromasajistas cualificados para que vea de qué tipo de contractura se trata y cuál es el mejor método para su tratamiento, entre los cuales se encontrarán:

Masajes: como hemos dicho antes los masajes deben darse por personal cualificado, sino la contractura irá a peor. El masaje provocará un aumento del flujo sanguíneo que mejora la recuperación de tejidos y limpieza de metabolitos además de propiciar una relajación del músculo, reduciendo la tensión y por tanto el dolor.

Calor local: suele ser muy útil al conseguir un efecto relajante y analgésico.

Los estiramientos y la actividad ligera en el agua son aconsejables tras la fase aguda de la contracción.

Miorrelajantes y antiinflamatorios: ciertos fármacos logran relajar la musculatura y reducir la contracción. Se suelen utilizar sobre todo en los casos en los que el dolor es muy acusado. Siempre deben estar prescritos por tú médico.